
Lo que los jugadores de póker aprendieron realmente sobre el ego a través de los "Rounders" - MovieMaker Magazine
Rounders cambió las salas de poker y las salas de estar cuando llegó a los cines en 1998. Mike McDermott, interpretado por Matt Damon, se sentó con confianza, apostó su bankroll y tomó jugadas arriesgadas que enviaron señales encontradas a quienes observaban.
La película mostró el ego como una espada de doble filo desde el principio. Mike entra en un juego de altas apuestas con Teddy KGB, coloca sus ahorros de 30,000 dólares en una mano y pierde. Su decisión no siguió una gestión segura del bankroll.
El amigo de Mike, Worm, hace trampa porque odia perder. Quiere ser visto como un experto a toda costa. Su orgullo le lleva a la colusión y sugiere que un gran ego no pasa desapercibido mucho tiempo. Incluso el personaje de Teddy KGB, interpretado por John Malkovich, socava la confianza de los jugadores con provocaciones y muestra que un ego inflado puede funcionar en ambos sentidos. Puede atraer llamadas débiles y decisiones precipitadas por parte de quienes quieren demostrar su valía.
Cuando el ego llega a la mesa
El ego está presente en mesas caseras de bajas apuestas y en competiciones de altas apuestas jugadas por dinero real. Se manifiesta cuando alguien hace farol en un juego casero de 1/2 dólares, se sienta en su primer torneo en casino o carga unos buy-ins en línea en busca de ganancias rápidas. Rounders hizo que la gente pensara en cuánto puede costar el orgullo más que las fichas cuando se trata de dinero en efectivo o reputación en juego.
Ecos en la vida real
Chris Moneymaker popularizó el póker en 2003 y dijo que Rounders influyó en su decisión de dejar la contabilidad para dedicarse al póker. Persiguió grandes sueños, gastó más de lo que debía y posteriormente admitió haber perdido control de su bankroll por orgullo. No fue el único. Los foros de póker se llenaron después de la película. Más de un tercio de los participantes afirmó que empezó a hacer llamadas más agresivas porque pensaba que podía jugar contra cualquiera. Muchos luego compartieron historias de perderlo todo en un momento de mala jugada.
El auge televisado del póker a principios de los 2000 se nutrió de esa visión del ego en la película. Las cámaras de cartas ocultas hicieron que la imagen en la mesa fuera más importante. Los jugadores más ruidosos o dramáticos a menudo atrajeron más atención. Doug Polk y Maria Ho han hablado sobre cómo el póker televisado hizo que los movimientos de ego parecieran rentables y divertidos. Sin embargo, las estadísticas muestran que, en general, la mayoría de los jugadores terminan perdiendo dinero.
La investigación del MIT para 2024 encontró que los jugadores que vieron Rounders antes de una sesión tendían a apostar más y a llamar con más frecuencia después de ser manipulados. Las exploraciones cerebrales revelaron que estos jugadores reaccionaban impulsivamente por motivos emocionales.
Señales de advertencia y coaching
Los analistas de póker detectaron rápidamente errores inspirados en Rounders en sus estudiantes. Phil Gordon descubrió en 2022 que la mayoría de los amateurs que referenciaban la película tenían dificultades para disminuir las apuestas en las partidas. Se preocupaban más por su imagen que por las ganancias. Algunos querían dejar sus carreras y hacerse profesionales tras ver a Damon hacerlo. Luego admitieron arrepentirse al darse cuenta de que el póker requiere más que orgullo y valentía.
Un efecto extraño se observó en juegos en vivo y en línea. Los jugadores comenzaron a comprar grandes pilas de fichas para intimidar a los demás. Los habituales pronto lo vieron, se aprovecharon y ganaron mucho dinero de quienes valoraban más ser temidos que tomar decisiones inteligentes. La escena de la escuela de leyes popularizó el multitasking en la mesa de póker. Pero los datos de casi una década muestran que quienes juegan distraídos ganan menos dinero y terminan pagando su ego al final del mes.
Lecciones que quedaron
En Rounders, la mejor lección no fue aprender a farolear o a hacer una jugada heroica. Es lo que sucede cuando el ego tiene la última palabra. La obsesión por detectar tells en los dedos o snacks llevó a una década de jugadores nuevos intentando leer almas en la mesa. Sin embargo, los datos de los solucionadores muestran que esas lecturas solo importan en pocas manos.
Algunos profesionales actuales usan la jugada de debilidad percibida, popularizada por Damon en su estilo más callado en la última mano. Fomentan que los jugadores demasiado confiados se metan en trampas. Landon Tice menciona esto con frecuencia. Logra acción porque deja que otros crean que pueden dominarlo.
Matt Damon perdió 25,000 dólares con Doyle Brunson mientras se preparaba para la película. La prueba de que el ego cinematográfico no siempre funciona en las salas de póker reales.
Para los jugadores, la clave es entender que el éxito a largo plazo depende de equilibrar el pensamiento estratégico con la humildad. Permitir que el ego controle puede poner en riesgo los resultados en la mesa.
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