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El trío (2025) - Reseña de la película
El Trío, 2025.
Dirigida por Chad Hartigan.
Protagonizada por Zoey Deutch, Jonah Hauer-King, Ruby Cruz, Jaboukie Young-White, Josh Segarra, Robert Longstreet, Arden Myrin, Kristin Slaysman, Allan McLeod, Julia Sweeney y Tommy Do.
SINOPSIS:
El crush perenne de un joven lo conduce a un trío inesperado; él cree que es su fantasía definitiva hecha realidad. Cuando la fantasía termina, los tres quedan con sobrias consecuencias del mundo real y con la necesidad de asumir la responsabilidad por sus actos.
Hay dos caminos posibles para abordar una película en la que un hombre de buena índole se encuentra en la inédita situación de ser futuro padre con dos mujeres diferentes, y una situación que en sí misma surge en parte de una relación a tres: presentar esa premisa como un drama romántico serio, o inclinarse por lo absurdo de esas probabilidades para una comedia romántica. Titulada El Trío, este es un caso clásico de un director inseguro sobre qué dirección tomar, con la esperanza de que juntar ambos tonos funcione. Para el director Chad Hartigan y el guionista Ethan Ogilby, no encaja.
Por un tiempo, parece que los cineastas podrían lograrlo. La historia se toma su tiempo para presentar a sus personajes y establecer quiénes son, qué quieren y cuál es su conexión. Connor Blake (un Jonah Hauer-King mal elegido, además con un registro apagado para este material, aunque volveremos a eso más adelante) es hábil al articular por qué las parejas son buenas la una para la otra, como se ve en la apertura, dando un discurso para su mejor amigo y gay recién casado Greg (Jaboukie Young-White), pero su vida amorosa personal carece de dirección.
Connor aún suspira por su crush de toda la vida, Olivia Capitano (Zoey Deutch, que ofrece un trabajo excelente en lo que además resulta ser el papel más complejo aquí), quien no está muy interesada en él. O quizá sí lo está, y parte de ella sabe que preverían sus futuros de una manera que no coincide mutuamente. También está el factor de que siente una atracción de tira y afloja hacia el chico malo Kevin (Josh Segarra), con quien está intentando por todos los medios terminar la relación.
Olivia maneja esas emociones encontradas entrometiéndose en una conversación entre Connor y Jenny Brooks (Ruby Cruz), a quien le habían dejado plantada en la cita en el bar donde ella y Greg trabajan (siguiendo el consejo del mejor amigo de intentar hablar con gente nueva). Ella empieza a darse cuenta de que tal vez está dando por sentada la bondad de Connor, derivada de lo fácil que le resulta conversar con una desconocida del sexo opuesto y hacerse amiga. Como resultado, Olivia actúa como celestina para Connor. Sin embargo, finalmente, los tres vuelven a juntarse y tienen sexo fuera de pantalla (porque aparentemente, incluso una película llamada The Threesome está censurada en esta moderna era sexless de las películas estadounidenses relativamente convencionales), lo que desencadena una reacción en cadena de nuevas dinámicas entre estos personajes que rápidamente estallan en algo mucho más serio y que cambia la vida.
Después de esa noche, Connor y Olivia comienzan a explorar la posibilidad de una relación seria, que se vuelve aún más seria cuando, tras volver a tener sexo, él accidentalmente la embaraza. Y mientras que Jenny, criada en un entorno cristiano, tímida e inexperta, no lamenta la experimentación sexual y nunca tuvo realmente motivos para creer que Connor querría una segunda cita (aunque algo en su desaparición sin explicación no se siente bien, hablando más sobre la deprimente naturaleza de las citas modernas que de otra cosa), resulta que el sexo de la ducha matutina que tuvieron cuando Olivia no estaba también produjo un embarazo.
A lo largo de los tres trimestres, Connor intenta hacer lo correcto tanto con Olivia como con Jenny dentro de dinámicas relacionales que cambian y evolucionan. Olivia se pregunta si quiere o no quedarse con el niño, especialmente después de enterarse del mencionado sexo matutino a sus espaldas, que le resulta doloroso, aunque técnicamente aún no estaban saliendo. También lo sigue amando y lucha con cómo la percibiría la sociedad si volviera con un hombre que además planea estar presente en la vida de otro niño de otra pareja sexual. Mientras tanto, la educación religiosa de Jenny entra en juego; ella misma no es una seguidora estricta, pero le preocupa lo que sus padres pensarán de que ella sea algo así como madre soltera, fingiendo una relación real con Connor frente a ellos hasta que llegue el momento adecuado para decir la verdad de que fue más una aventura y que, aunque él planea estar allí, no son amantes.
Todo esto es material dramático fascinante y relativamente fresco (rodado con una cinematografía impactante de Sing Howe Yam, que en un momento observa una conversación entre dos personajes con uno de ellos reflejado en un espejo a un lado de la pantalla) que se ve constantemente socavado por cruces ocasionales hacia el humor situacional o un giro desafortunadamente predecible que solo sirve para hacer la situación más enmarañada en lugar de añadir algo a la historia.
Es mucho como el propio Connor, que siempre hace chistes inapropiados de manera irritante, no con malicia, sino como un mecanismo de defensa para sobrellevar las cosas. A veces parece un reflejo de que los cineastas no saben qué hacer con estos personajes y este material más allá de señalar la actualidad social. También hay una situación en el tercer acto que pide a gritos un tratamiento cómico total, y que incluso parece configurarse así antes de volver bruscamente a un drama pobre. Incluso los intentos de humanizar los aspectos religiosos de la familia de Jenny resultan a medias, ya que nunca llegamos a conocerlos bien ni aprendemos mucho sobre ella.
Lo mismo podría decirse de Connor, que tiene muchísimo tiempo libre para andar ayudando a dos mujeres distintas con citas médicas, sesiones de yoga y otros preparativos, ya que resulta ser un músico en apuros, además dotado de la personalidad anodina de alguien que no parece tener culpa al afrontar sus equivocaciones. Se le presenta como apuesto y casi santo, lo que también resulta aburrido dado el escenario caótico en el que está. No es que El Trío dé una sensación de deshonestidad, sino de estar demasiado pulida, con solo el personaje de Olivia (y la interpretación emocionalmente estratificada de Zoey Deutch) alcanzando algo conmovedor. Hay una versión más interesante de esta narrativa desde su perspectiva y, presumiblemente, una con un equilibrio tonal más sólido.
Valoración de Flickering Myth – Film: ★ ★ / Movie: ★ ★ ★
Robert Kojder
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