Reseña de la película – La criada (2025)
The Housemaid, 2025.
Dirigida por Paul Feig.
Protagonizada por Sydney Sweeney, Amanda Seyfried, Brandon Sklenar, Michele Morrone, Ellen Tamaki, Megan Ferguson, Brian D. Cohen, Indiana Elle, Amanda Joy Erickson, Don DiPetta, Alexandra Seal, Sophia Bunnell, Lamar Baucom-Slaughter y Arabella Olivia Clark.
SINOPSIS:
Una mujer en apuros está contenta de empezar de nuevo como empleada doméstica para una pareja adinerada y de élite.
Haya o no leído uno el libro recientemente publicado de Freida McFadden, no hay duda de hacia dónde se dirige The Housemaid de Paul Feig (adaptada del guion de Rebecca Sonnenshine). Él es, ante todo, un cineasta feminista (algo que no es en absoluto malo), y hay ciertas tendencias narrativas modernas previsibles pero vitales. Eso no es un fallo aquí, pero llega a ser casi exasperante cuánto tiempo la película mantiene una máscara antes de llegar a ese punto de inflexión. Incluso reconociendo bastantes detalles ingeniosos de anticipación con una pizca de bienvenida crítica de clase y temas sobre el chisme y cuánto se debe tomar en serio, la primera mitad de esta narración no necesita durar aproximadamente una hora con intentos fallidos de desvío.
Que la segunda mitad de The Housemaid, que desvela los detalles detrás de lo obvio y abraza por completo su sensacionalismo con una sprinkling de conductas verdaderamente siniestras, sea tan intensa como lo es, solo hace que las carencias resulten más frustrantes. Cuando se dan al público los “porqués” específicos de lo que ocurre aquí, lo único que queda es un suspenso de infarto que podría ir en múltiples direcciones, con un clímax optimista o trágico. Por alguna razón, el camino hacia ese giro a veces se hace tedioso —salvado generalmente solo por el trío de actuaciones sobresalientes que se entregan al tono camp— y parece asumir que su audiencia nunca ha leído una novela barata de aeropuerto ni visto un thriller.
A pesar de la previsibilidad de algunos elementos, uno aún no quiere bucear demasiado en la sinopsis. No obstante, trata de Millie, interpretada por Sydney Sweeney, una mujer en libertad condicional por un delito no revelado que busca desesperadamente empleo para mantenerse en la calle, aunque eso implique decir pequeñas mentiras con la esperanza de ser contratada como empleada doméstica interna. Una entrevista para dicho puesto con Nina (Amanda Seyfried) sale tan bien como ella podría esperar. Aun así, en el fondo teme que el currículum sea escaneado por su falta de veracidad y que eso le cueste la oportunidad de trabajo.
Ni que decir tiene que Millie consigue el trabajo y comienza a trabajar para Nina, le asignan un ático como habitación (que sospechosamente tiene un cerrojo en la puerta y una ventana que ya no se abre) y realiza tareas domésticas básicas como limpiar, cocinar y cuidar de la grosera hija pequeña Cecelia (Indiana Elle), que claramente se ha acomodado demasiado a esa vida privilegiada. También ha habido penalidades traumáticas a medida que se revela gradualmente más sobre el pasado de Nina y algunas acciones suyas como madre. Nina además muestra signos de esquizofrenia inmediatamente después de darle el puesto a Millie, regañándola repetida y frecuentemente por hacer lo que se le pidió, mientras insiste en que ella nunca lo solicitó.
Afortunadamente, el marido de Nina, Andrew (Brandon Sklenar, que toma una página del manual encantador de Glen Powell, pero con matices en la actuación que a este último le costaría lograr), presencia gran parte de los arrebatos y malos tratos hacia Millie sin motivo justificable, y ofrece algo de apoyo, paz y estabilidad. No es de extrañar que Millie siga queriendo encontrar otro empleo y largarse de allí.
Como se mencionó, Millie también es interpretada por Sydney Sweeney. Por ende, tiene sentido que Nina, ya en espiral y paranoica, le advierta que no coquetee ni haga avances hacia Andrew. Ahí también la película empieza a desmoronarse en términos de lógica, pues nadie en su sano juicio contrataría a esa mujer como empleada doméstica si existiera tal inseguridad o temor de adulterio potencial, especialmente después de que la verificación de antecedentes del currículum levantara varias señales de alarma. El comportamiento de Nina es tan errático, temperamental y hostil que uno se pregunta por qué alguien como Andrew suele estar tan tranquilo, sigue ahí y siempre perdona con rapidez restando importancia a la gravedad de todo.
Suceden muchas cosas en la dinámica de los personajes que no tienen sentido, lo cual también forma parte del asunto dado que sabemos que hay motivos ocultos en juego. Tener que soportar ese comportamiento ilógico durante aproximadamente una hora, sabiendo además a dónde va a llegar todo, es francamente molesto. El espectador está en un estado constante de saber qué ocurre mientras se enfada, esperando a que los detalles entren en juego y el género cambie durante demasiado tiempo. Entonces, The Housemaid empieza a hacer lo que debería haber hecho hace rato, convirtiéndose en una auténtica montaña rusa de suspense. Es una película que, admitidamente, funciona a pleno rendimiento una vez que las piezas del rompecabezas encajan.
Valoración de Flickering Myth – Film: ★ ★ ★ / Movie: ★ ★ ★
Robert Kojder
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