
Crítica de Sundance: Magic Farm encuentra a Chloë Sevigny perdida en Argentina
¿Recuerdas Vice News? Era como la CNN con tatuajes en el cuello y sin 401K. El ahora desaparecido medio enviaba a su pelotón de periodistas (que podrían haberse pluriempleado como modelos de American Apparel) por todo el mundo para traerte las historias que los medios tradicionales eran demasiado aburridos para cubrir. Fue el noticiario mundial de Williamsburg que dio lugar a innumerables imitadores y personas influyentes que se esfuerzan por ofrecer el mismo tipo de historias de interés basadas en la personalidad.
En Magic Farm, Amalia Ulman apunta a este tipo de medios hipster y a los excéntricos personajes que gravitan en torno a ellos. Pero el mayor alcance del segundo largometraje de Ulman estira un poco a la guionista y directora, que carece de la cohesión y el enfoque de su debut El Planeta.
En busca de Super Carlitos, una sensación de Internet que actúa con orejas de conejo, un equipo de producción de Creative Lab Network viaja a San Cristóbal, Argentina. El problema: este San Cristóbal está en un país completamente distinto. Sus piezas anteriores cubren temas como las botas de la pobreza mexicana, un magnate del kratom y exorcistas adolescentes bolivianos, todos ellos presentados por Edna (Chloë Sevigny) y su variopinto equipo de compañeros narcisistas, excepto Elena (Ulman), el barómetro moral y la única que habla español. Sus ensimismados colegas Jeff (Alex Wolff) y Justin (Joe Apollonio) son a la vez ineptos y poco cualificados, más interesados en sus propias vidas que en las historias que cuentan. Para sacar lo mejor de su situación, el equipo se propone hablar con los lugareños y encontrar una historia lo bastante escandalosa como para que la cubran. A su alrededor hay ejemplos y conversaciones sobre los efectos adversos de los agroquímicos corporativos en el pueblo, pero sólo Elena puede traducirlos y nadie es lo bastante capaz para prestarles atención. Sus relaciones con la gente del pueblo se vuelven más personales, pero sus cabezas están tan metidas en sus propios culos que no pueden ver la historia que tienen delante. En su lugar, deciden fabricar una pieza de moda organizando audiciones y recurriendo a la ayuda de sus nuevos amigos argentinos.
Ulman hace más hincapié en las relaciones interpersonales que en la farsa de la trama, pero los miembros del equipo son tan bufonescos que es difícil simpatizar con nadie aparte de Elena. En un momento dado, Elena se interroga sobre la moralidad de su participación en el proyecto, preocupada por estar allí sólo para "explotar a alguna persona porque es rara", una preocupación que es respondida con un "Bueno, has elegido el trabajo equivocado" Jeff se encapricha de una chica de la zona mientras Justin tontea como un niño de vacaciones con sus padres. Ambos son dramáticos y necesitados, apestan a sus privilegios del primer mundo, y eso es lo que pretende Ulman, pero resultan más irritantes que atractivos. Ulman vuelve a Sundance después de que su brillante primer largometraje -la historia de una compleja relación entre una mujer y su madre que luchan por pagar el alquiler en una España posterior a la crisis financiera- se estrenara en 2021. Era hermosa y discreta, con una cualidad propia de la Nouvelle Vague: una narración personal de gente corriente que lucha bajo un problema social mayor y presentada en blanco y negro. Magic Farm diverge estéticamente, mezclando tomas de 360 grados y montajes de cámaras de acción como intersticiales. Es cinético y colorista, pero conserva las transiciones idiosincrásicas de Ulman.
Me convenció la premisa de satirizar a los creadores de contenidos oportunistas que se disfrazan de periodistas, pero entrelazarla con las historias del elenco no es tarea fácil para un largometraje de segundo año. La trama se pierde; cuando parece que hay demasiadas cosas en marcha, nada llega a brillar. A pesar de todo, Magic Farm es divertida y, lo que es más importante, la voz y la perspectiva de Ulman se quedan grabadas en la memoria después de que pasen los créditos. Es alentador ver a un joven director experimentar y aventurarse en nuevos territorios narrativos y estilísticos.
Magic Farm se estrenó en el Festival de Sundance de 2025 y será distribuida por MUBI. Nota: C+
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