Relay (2025) - Reseña de la película

      Relay, 2025.

      Dirección: David Mackenzie.

      Reparto: Riz Ahmed, Lily James, Sam Worthington, Willa Fitzgerald, Jared Abrahamson, Pun Bandhu, Eisa Davis, Matthew Maher, Seth Barrish, Victor Garber, Reed Northrup, Aaron Roman Weiner y Jessica Garza.

      SINOPSIS:

      Un intermediario de jugosos sobornos entre corporaciones corruptas y las personas que las amenazan incumple sus propias reglas cuando una nueva clienta busca su protección para seguir con vida.

      Relay es algo así como el Joe Rogan o el Elon Musk de las películas. Inicialmente, parece inteligente, pero cuanto más dura, más evidente se vuelve que en realidad es asombrosamente estúpida. Para aclarar, el director de Hell or High Water, David Mackenzie (y el guionista Justin Piasecki), no ha creado un thriller de paranoia de derechas, sino una película que finalmente desciende a una estupidez tan absurda que cualquier buena voluntad acumulada con anterioridad se disipa. Es un thriller retorcido que sería infinitamente mejor sin su gran giro, que en lugar de eso se aferra a explorar temas de soledad, aislamiento, recuperación de la adicción, personalidades paranoicas e incluso un romance improbable.

      Esta reseña debe abrirse así porque, incluso cuando hay cosas agradables que decir sobre la película, deben venir con esa advertencia: las cosas se volverán absolutamente idiotas sin razón y harán que la reacción ante la historia, los personajes y los temas hasta ese momento quede en vano. No hay una buena razón para lo que hace Relay, que hasta ese punto es un thriller de gato y ratón inteligente y apropiadamente distante en lo emocional.

      Riz Ahmed interpreta a un arreglador anónimo de primera que trabaja desde las sombras (y que aquí simplemente se conocerá como Riz, ya que no tiene nombre salvo el de su rostro hasta el tercer acto), pero en lugar de matar a los clientes, sus habilidades consisten en mediar treguas de alto riesgo entre posibles denunciantes y corporaciones corruptas. Su última clienta es la investigadora científica Sarah (Lily James), horrorizada porque un repelente pesticida para el trigo cuya evolución había estado estudiando ha resultado ser bastante letal con sus efectos secundarios (diverticulitis, cáncer y más), y porque la compañía ha eliminado cualquier rastro de esos informes en sus esfuerzos por lograr la aprobación de la FDA. Esencialmente, van a vender el producto sin ningunas dudas morales respecto a quienes caerán gravemente enfermos. Sarah no pretende denunciar nada, sino devolver los documentos sin consecuencias, ya que el acoso y las amenazas se han vuelto demasiado para soportar.

      Como cubrir huellas en la era moderna (especialmente una huella digital) es casi imposible, Riz utiliza temporalmente un servicio intermediario para sordos al comunicarse con sus clientes: hablan un mensaje, un encargado luego le retransmite el mensaje a través de un artilugio parecido a una máquina de escribir, que él responde tecleando para que se lo repitan al cliente. Cuando termina la llamada, el centro está obligado al secreto a no decir una palabra y no guarda registros de las conversaciones. Aparentemente, esto es cierto incluso cuando está en juego el bienestar de millones, pero como se ha dicho varias veces, esta es una película que confiadamente se cree inteligente solo para tropezar consigo misma varias veces.

      Para ser justos, Riz SÍ es un cerebro hábil cuando se trata de la seguridad de Sarah, ya sea por teléfonos desechables o vacíos legales del USPS para no solo enviarle por correo copias del verdadero informe del producto, sino también para jugar con la información de rastreo y desorientar a un grupo de matones de la compañía (liderados por Sam Worthington) que la siguen con la instrucción de recuperar los documentos por cualquier medio necesario. Hay numerosas escenas que combinan sigilo, instrucciones extrañas, evasión y un secretismo en general intrigante. Una escena en un teatro de ópera incluso incluye un altercado físico a medida que resolver la situación se vuelve más y más arriesgado.

      Y parte de lo que complica eso es que Riz, un alcohólico en recuperación que entró en este trabajo turbio y arriesgado debido a su atención al detalle casi obsesiva y su disposición a ayudar a los demás, también es un solitario que empieza a sentir algo por Sarah. Es un poco inquietante, considerando que es un desconocido que la acecha para protegerla, pero también hay una sensación de que ella podría no tener a nadie más. Así, Riz comienza a asumir riesgos mayores —que implican revelar su tapadera ante ella y ante quienes quieren atraparlos a ambos— en nombre de algo que empieza a cerrar la brecha de la naturaleza fría y emocionalmente distante de la narración. Con chistes internos sobre The Beatles y breves conversaciones que van un poco más allá de mantener a Sarah a salvo, también existe la posibilidad de que ella se sienta atraída por el hombre que la mantiene con vida.

      Dirigida con tensión y presumiendo un ángulo comunicativo único, Relay acierta con estos y otros temas interesantes. Todo lo que tiene que hacer es clavar el desenlace siquiera de manera medianamente satisfactoria. En cambio, todo se va por la borda, dejando como única conclusión que se desmorona.

      Calificación de Flickering Myth – Film: ★ ★ / Movie: ★ ★ ★

      Robert Kojder