Reseña de Shelby Oaks: el debut de Chris Stuckmann es una mezcolanza de terror poco inspirada
Nota: Esta reseña se publicó originalmente como parte de nuestra cobertura del Fantasia 2024. Shelby Oaks se estrena en cines el 24 de octubre.
Ha habido cierto misterio en torno a Shelby Oaks, el debut como director de Chris Stuckmann. Youtuber que empezó reseñando películas y que ya cuenta con más de dos millones de suscriptores, Stuckmann persiguió su objetivo de convertirse en cineasta, logró que se sumaran productores y consiguió la hazaña de recaudar casi 1,4 millones de dólares mediante financiación colectiva para financiar su película. Tras rodar Shelby Oaks, consiguió que Mike Flanagan (Oculus, The Haunting of Hill House) se sumara como productor ejecutivo, obtuvo un estreno mundial en el Fantasia Film Festival y logró que NEON adquiriera la película para un amplio estreno en salas. Aunque no es la primera persona que logra la transición de YouTube a las salas —puede verse el éxito de Danny y Michael Philippou (aka RackaRacka) con Talk to Me como otro ejemplo—, el camino de Stuckmann hasta la gran pantalla es tan ideal como podría desear un cineasta novel.
En cuanto a la película en sí: cualquier sensación de misterio que la rodea (incluido el insistente secreto de Stuckmann y del equipo de marketing sobre ciertos detalles) en gran medida oculta el hecho de que no ocurre mucho dentro de Shelby Oaks. Partiendo de una mezcla de falso documental y metraje encontrado, Stuckmann construye una historia que exhibe su conocimiento de las películas de terror más que una verdadera comprensión del género. Con múltiples referencias e inspiraciones, la mayoría tomadas del terror de los 2000, Shelby Oaks es un pastiche aburrido y poco inspirado, dirigido de manera afectada y carente de sustos.
El falso documental narra la historia de Riley Brennan (Sarah Durn), presentadora del canal de YouTube The Paranormal Paranoids, donde Riley y sus tres amigos filmaban sus aventuras en lugares encantados. Fue una serie exitosa hasta que los cuatro desaparecieron a finales de los 2000 mientras rodaban en la ciudad abandonada de Shelby Oaks, Ohio. A todos menos a Riley los encontraron asesinados, dejando una cinta que sugiere que Riley fue llevada y/o asesinada por un hombre no identificable. La hermana de Riley, Mia (Camille Sullivan), cree que sigue viva, y la película comienza 12 años después de su desaparición, con el caso archivado y Mia aún buscándola. No mucho después de comenzar el rodaje del falso documental, Mia recibe un mazazo en forma de una segunda cinta que la policía nunca encontró, y su contenido la convence de que algo siniestro podría estar implicado en la desaparición de Riley.
Stuckmann cita como una de sus grandes inspiraciones el largometraje de terror Lake Mungo (2008), y el dispositivo de encuadre del falso documental lo deja claro hasta que él se desvía en direcciones que muestran que no le interesa un mero refrito. Pero la emoción que crea con ese giro inicial se disipa en cuanto acaba acomodándose en otros refritos. Películas como Session 9, The Ring, The Blair Witch Project, Sinister, Hereditary y Midsommar vienen a la mente a lo largo del metraje, como si Stuckmann tomara fragmentos y elementos de cada una para hacer su propia mezcla. El problema es que no consigue que esas partes sumen algo satisfactorio.
Eso se debe en parte a lo que hay fuera de las influencias evidentes, que incluye una escritura simplona y una dirección inconsistente. Las escenas entre Mia y su marido Robert (Brendan Sexton III) establecen su relación tensa mediante discusiones melodramáticas y poco convincentes que no son más que la duda de Mia sobre formar una familia. La interpretación de Sullivan como Mia varía enormemente de una escena a otra, pasando de segura a forzada, lo que refleja más la calidad de la dirección y el guion que sus capacidades como actriz. Y gran parte del planteamiento del primer acto funciona también como artificio para justificar decisiones ilógicas que Mia toma más adelante, como precipitarse repetidamente en solitario a lugares desiertos en plena noche o negarse a involucrar a la policía o incluso al equipo del documental. Estos saltos de lógica son difíciles de ignorar y aún más difíciles de aceptar.
Los elementos de terror caen víctimas de los mismos problemas. Aunque las imágenes del director de fotografía Andrew Scott Baird son, dado el presupuesto, sorprendentemente con estilo, se vuelven distrayentes por su agresividad, sin llegar a crear nunca una sensación de inquietud o presagio; un montaje de Mia investigando en una biblioteca muestra la cámara desplazándose apresuradamente en distintas direcciones mientras ella permanece sentada leyendo. Una toma posterior en la que la cámara se acerca dramáticamente a las llaves del coche de Mia cuando las recoge recuerda más a los montajes jocosos de Edgar Wright en Shaun of the Dead y Hot Fuzz que a cualquier sensación de impulso narrativo. Cuando Stuckmann intenta lograr grandes sustos, no es más que la cámara quieta, esperando a que algo salte frente a ella.
Al menos, la sinceridad de Stuckmann como aficionado al terror es evidente a lo largo de Shelby Oaks, aunque su admiración no se traduzca eficazmente en su labor cinematográfica. Cuenta con una gran base de seguidores que lo apoyan y están deseosos de ver su trabajo, además de algunos nombres importantes dispuestos a darle un nivel de exposición muy por encima de su audiencia en línea. Y aunque la película tenga muchas fallas, es poco probable que su apoyo disminuya. Mucha gente tiene la suerte de conseguir que se haga un largometraje; ahora que Stuckmann ha superado ese obstáculo, no debería tener demasiados problemas para rodar otro. Con suerte, saldrá mejor la próxima vez.
Shelby Oaks se estrenó en el Fantasia Festival 2024 y será distribuida por NEON.
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Nota: esta reseña se publicó originalmente como parte de nuestra cobertura de Fantasia 2024. Shelby Oaks se estrena en cines el 24 de octubre. Ha habido cierto misterio en torno a Shelby Oaks, el debut como director de Chris Stuckmann. Stuckmann, un youtuber que comenzó reseñando películas y que ahora ha reunido más de dos millones de suscriptores, persiguió su objetivo.
